``Ya saben, lectores, cómo conozco San Petersburgo, y ya les he dicho cómo, durante tres días me desvió la inquietud hasta el momento en que logré adivinar la causa. Me encontraba inquieto en la calle -éste se había marchado, aquél se había ausentado, el otro no sé adónde se habrá ido- y hasta en mi propia casa me desconocían ...
Todo San Petersburgo, en efecto, está ya en sus quintas, todo hombre respetable, de imponente exterior, que en la calle llama a un cochero, me parece un padre de familia que marcha a reponerse al campo con los suyos, después de un duro año de trabajo...´´
``Esperaba que Nastenka, que me escuchaba con sus grandes e inteligentes ojos abiertos, viera con su risa joven y alegre, y lamentaba ya el haber hablado demasiado, el haber contado lo que en mi alma borbotaba. Hacía mucho tiempo que condenaba mi vida de ensueños, y ahora, al abrir así mi corazón, no esperaba ser comprendido. Pero con grave sorpresa sería, Nastenka, después de haber permanecido silenciosa un instante, me apretó tímidamente la mano y me dijo: -¿Ha vivido usted realmente esa vida?...´´
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jueves, 22 de marzo de 2012
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