Todo San Petersburgo, en efecto, está ya en sus quintas, todo hombre respetable, de imponente exterior, que en la calle llama a un cochero, me parece un padre de familia que marcha a reponerse al campo con los suyos, después de un duro año de trabajo...´´
``Esperaba que Nastenka, que me escuchaba con sus grandes e inteligentes ojos abiertos, viera con su risa joven y alegre, y lamentaba ya el haber hablado demasiado, el haber contado lo que en mi alma borbotaba. Hacía mucho tiempo que condenaba mi vida de ensueños, y ahora, al abrir así mi corazón, no esperaba ser comprendido. Pero con grave sorpresa sería, Nastenka, después de haber permanecido silenciosa un instante, me apretó tímidamente la mano y me dijo: -¿Ha vivido usted realmente esa vida?...´´
