En1866 Dostoievski tenía cuarenta y cinco años y se encontraba en una situación económica desesperada; la muerte de su hermano mayor Mijail le había obligado a hacerse cargo de la viuda y de cinco hijos, uno de ellos ilegítimo, y a responder de las deudas del difunto, y en marzo del año anterior la revista que él dirigía, "La Época", había tenido que suspender la publicación por falta de medios, añadiendo más deudas a las ya existentes. El único recurso a su alcance era aceptar compromisos editoriales que iban a obligarle a desarrollar una tarea agobiadora durante largos meses. Y así en julio de 1865, firmó un contrato con Stellovski concediéndole la exclusiva de sus obras ya publicadas y comprometiéndose a entregarle una novela inédita antes del primero de noviembre del año siguiente; en caso de que el escritor no hubiese entregado en esta fecha su original, perdería todos los derechos sobre la edición y tendría que devolver los anticipos. A pesar de lo mucho que se jugaba en esta cláusula, pocos meses más tarde Dostoievski ofrecía a otro editor el proyecto de lo que iba a ser Crimen y Castigo y cobraba el correspondiente anticipo.
En tres semanas en un paréntesis en la redacción de Crimen y Castigo escribió la obra que primitivamente se llamaba Rutelenburgo pero se publicón con el título de El Jugador.
Resumen y sinopsis de El jugador de Fiódor Dostoyevski
El jugador es una pieza básica en el edificio de la obra de
Dostoyevski, conteniendo absolutamente todas las características de sus
novelas más famosas, esto es, morbosidad, dramatismo, tensión casi
intolerable, agresividad y revelación punzante y sutil de estados
anímicos vividos y superados por el genial escritor. Dos pasiones
principales campean en este libro: la del juego, que envenenó al propio
autor, hasta pocos años antes de morir, y la de un amor hecho de
humillaciones, equívocos, odios y abnegación quijotesca. Obra de plena
madurez por la reciedumbre de la trama y el trazado de sus personajes
atormentados y complejos. El jugador absorbe al lector desde sus
primeras líneas.
"En ocasiones, sin embargo, empezaba a bullirme en la cabeza un asomo de cálculo. Me atenía a unos números y probabilidades, pero pronto lo dejaba todo y volvía a poner sin casi darme cuente de lo que hacía. Debía de estar muy distraído; recuerdo que los croupiers rectificaron algunas veces mis jugadas. Incurría en burdos errores. Mis sienes estaban bañadas en sudor y mis manos temblaban. Aparecieron algunos polacos ofreciéndome sus servicios, pero no les hice caso. !La suerte seguía siéndome propicia¡.
Me quedaban todavía quinientos francos; tenía también un magnífico reloj de mil francos, los gemelos de brillantes y otras cosas, así que podía vivir bastante tiempo sin preocupaciones. Me vine a esta pequeña ciudad para recapacitar sobre todo y, principalmente para esperar a míster Astley. Sabía con seguridad que iba a pasar por aquí y se detendría un día para resolver cierto asunto. Lo sabré todo... y después, derecho a Homburg. A Ruletenburg no iré; en todo caso, lo haré el año que viene. Dicen que es de mal
agüero probar fortuna dos veces seguidas en la misma mesa, y en Homburg es donde se juega de veras.
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