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viernes, 10 de octubre de 2014

La rica tradición del lirismo de Uruguay

Los cien años de la muerte de la poeta Delmira Agustini, asesinada por su exmarido, reabren el debate sobre el feminismo y la violencia doméstica en Uruguay. La autora de Los cálices vacíos es una de las fundadoras de la tradición más rica y singular de mujeres poetas de América Latina.
Rubén Darío, máximo exponente del Modernismo, fue su amigo personal y en el prólogo de una de sus obras la declaraba continuadora de Santa Teresa de Jesús por "la irrupción de su voz femenina" en las letras españolas de ese 1900. Pero nada más alejado de la santa española que Delmira Agustini, poeta de lo erótico, niña precoz de una familia adinerada de Montevideo, personaje absolutamente libertario que selló su desgracia con un matrimonio malogrado. Agustini es también el producto de algo que se estaba fraguando en la América Latina de principios del siglo XX, un nuevo mundo.
 
Para el Secretario de la Academia Nacional de las Letras de Uruguay, Ricardo Pallares, las poetas uruguayas son "una anticipación de los movimientos de emancipación de la mujer de principios del siglo XX, fenómeno que se vincula indisolublemente con el carácter aluvional de la llegada de inmigrantes europeos. Esa población encontró en el Río de la Plata un ambiente de tolerancia, y esto produjo una conducta permisiva de la burguesía y de las clases intelectuales".
Delmira Agustini se casa en 1913 con dudas, como revela su correspondencia con Rubén Darío —"internaré mi neurastenia para lanzarme al abismo medroso del matrimonio"—. En 1914 decide divorciarse amparada por la primera ley de divorcio de toda América Latina, votada en 1907 y ampliada en 1913 para que pudiera aplicarse con el consentimiento de tan solo uno de los cónyuges. Ese mismo año es asesinada de dos disparos por su ex marido, que se suicida después. La fotos de la escena del crimen tomadas por la policía técnica todavía causan horror. Hasta el día de hoy los estudiosos analizan los hechos y debaten sobre si hubo o no asesinato, mientras desde su obra Delmira declara “yo muero extrañamente… No me mata la Vida”.

 Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2014/09/09/actualidad/1410220661_759098.html

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